Puede que hoy sintamos m谩s intensamente bajo nuestros pies el temblor de la destrucci贸n de los monumentos. Movimientos como “Black Lives Matter”, las justas reclamaciones de los descendientes de pueblos colonizados o las luchas por la memoria hist贸rica tras las dictaduras del siglo XX han exigido reparaciones simb贸licas que a menudo pasan por intervenir, retirar o demoler estatuas de personajes y acontecimientos heroificados por una sola versi贸n de los hechos. Sin embargo, como nos invita a reconocer aqu铆 Mauricio Tenorio, el subir y bajar de los monumentos es tan viejo como la propia historia.
La aut茅ntica novedad reside en el flamante monumento de nuestra era: el “selfie”, la imagen que, gracias a la magia de las redes sociales, pretende congelar el gesto de destrucci贸n como un acto monumental que rinde honores a la verdadera justicia y al definitivo progreso, y que ofrenda los escombros del presente en los altares de un futuro mejor, m谩s 茅tico y puro. Pero basta meter las manos en el barro del pasado para convencerse, con el autor, de que la historia no es sino una sucesi贸n de infamias, y nada en ella nos indica que el porvenir tenga la capacidad de conjurar sus males.
Frente al gesto reductor y est茅ril de la destrucci贸n, Mauricio Tenorio propone buscar refugio en la iron铆a para alumbrar, con una buena dosis de autocr铆tica, la posibilidad de una relaci贸n con la historia que permita hacer cuentas con aquello que incomoda pol铆ticamente, mir谩ndolo cara a cara. Repensando nuestros usos del discurso hist贸rico y del espacio p煤blico, y, sobre todo, desmitificando sus poderes, tal vez podamos ofrecer a nuestra generaci贸n y a las que vengan algo m谩s que ruinas.
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