La explicación en las ciencias sociales se basa en la combinación
de un efecto causal y de un mecanismo que muestre
de qué manera tiene lugar ese efecto: la investigación social
debe diseñarse para conseguir ambos elementos. La capacidad
de plantear un mecanismo causal robusto depende de que la
teoría que se maneja sea buena. La realización de inferencias
causales tiene que ver con la satisfacción de ciertas reglas metodológicas.
Sólo cuando tengamos una buena teoría y hayamos
seguido una lógica inferencial impecable tendremos una explicación
aceptable. La metodología no convierte nunca las malas
teorías en buenas investigaciones y, a la inversa, una buena
teoría combinada con una metodología defectuosa siempre da
lugar a investigaciones incorrectas.
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