Rhoda Penmark es una niña modelo, estudiosa, educada, pulcra, aunque sus propios compañeros y aun algunos adultos perciban en ella algo turbio. Su madre, Christine, también advierte en ella ciertas cosas extrañas, comportamientos inquietantes, una frialdad, un egoísmo, una falta de empatía. Con su marido ausente por negocios, poco a poco entra en la terrible sospecha de que su hija puede tener algo que ver con algunos episodios terribles que han pasado por accidentales. En su soledad casi claustrofóbica, va progresando en su dolorosa y terrible averiguación, hasta que no puede seguir ocultándose que quizá sea la responsable directa de haber transmitido una mala semilla.
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