Según el autor, Michael Seidman, los “nacionales” españoles son una excepción entre los movimientos contrarrevolucionarios del siglo XX, porque consiguieron evitar la inflación y la escasez de alimentos y de suministros militares, que fue lo que bloqueó no sólo a sus adversarios republicanos, sino también a otros contrarrevolucionarios, como los rusos blancos y los nacionalistas chinos. El autor documenta cómo el régimen de Franco, represivo y controlador, producía comida para las tropas y los civiles; pagaba de forma regular a soldados, campesinos y trabajadores; y protegía los derechos de los terratenientes grandes y pequeños. Estos factores, junto con una propaganda nacionalista pro católica, reforzaron la solidaridad en la zona “nacional”.
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