Es un privilegio disponer de frutas y hortalizas frescas y variadas durante todo el año; tener el clima ideal para producir aceite de oliva, reconocido como la mejor y más natural de las grasas; estar rodeados por tres mares distintos, por costas variadas, suaves y playeras, en unos casos, y escarpadas y batidas en otros; tener un ecosistema casi único en el mundo y además irreproducible, que es la dehesa; disponer de profundos valles junto a elevadas montañas, buenos pastos, monte bajo y bosque; cultivar grandes extensiones de viñedo, que caracterizan el paisaje y cumplen la principal condición que puso Leonardo da Vinci a un territorio, ser tierra en la que se produce el vino, para que mereciese la pena vivir en él.
Por nuestro territorio han pasado muchas culturas y de todas ellas aprendimos. Tuvimos además el mérito de completar el mundo y hacer posible un muy amplio intercambio de alimentos, que mejoraron las posibilidades de combatir el hambre y disfrutar de sabores desconocidos antes y generalizados después. Casi todas las especies animales y vegetales que llegaron a América fueron llevadas por los españoles y prácticamente la totalidad de las que vinieron a Europa se descubrieron por españoles y se aclimataron en España antes de que las conociese el resto del mundo.
Este libro es un homenaje a nuestros productos y a los que durante muchos años supieron producirlos, conservarlos y procesarlos, y para los que, basados en una cocina muy imaginativa y a veces frugal, consiguieron elevarla a tal nivel que, muy a finales del siglo XX y principios del XXI, el mundo haya reconocido los inmensos méritos de la alimentación, la nutrición y la gastronomía española.
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