En 1926, Flora, Tony y Sweetie, conmocionados, discuten alrededor de ‘un cuerpo’ sobre qué deben hacer con él. Tony sugiere que deben deshacerse del cadáver junto a las cataratas (The Falls) y que todo parezca un accidente, ya que si ‘el viejo’ descubre qué ha pasado, Flora no recibirá un centavo. A ella no le importa el dinero y solo puede llorar compadeciendo a una tal Violet, mientras Tony y Sweetie se llevan el cuerpo. Más tarde sabremos que la persona a la que se están llevando es el hermano de Flora, Sam.
El relato entonces avanza hasta 2014 y nos presenta a una joven delgaducha, Lauren, en sus treinta que trabaja en una cafetería de Evergreen Falls. Durante uno de sus turnos, encuentra una llave que se ha dejado uno de sus clientes, Tomas Lindegaard, un arquitecto danés que trabaja en el pueblo. La llave la conduce hasta el ala oeste, actualmente abandonada, del hotel donde se encuentra la cafetería en la que ella trabaja. Allí, encuentra una serie de cartas de amor escondidas en un gramófono todas firmadas con las iniciales SHB y datadas en 1926. Se deja llevar por la excitación de desentrañar el misterio.
Lauren se acaba de mudar a Evergreen Falls huyendo, en cierto modo, de una vida entera dedicada al cuidado de su hermano enfermo Adam, fallecido hace cuatro meses. Una vida que ha vivido siempre bajo el prisma y los dogmas férreos que le ha impuesto su madre. Sin casi experiencia alguna en el amor, empieza torpemente una relación con Tomas, aunque la primera cita es un completo desastre. El inicio de la relación se ve interrumpido cuando Tomas debe marchar de regreso a Dinamarca, pues su ex-esposa ha tenido un accidente de gravedad.