En Los intelectuales en cuestión, Maurice Blanchot no plantea sólo lo que ha venido en llamarse el compromiso de los intelectuales, sino más bien el significado y el sentido de ese compromiso en relación con las preguntas: ¿quiénes son los intelectuales?, ¿quiénes reclaman serlo y por qué habría que escucharles?, ¿a quién representan? Es decir, lo que Blanchot plantea en última instancia es la necesidad de una conciencia política y una ética intelectual insobornables. El compromiso de los intelectuales es un compromiso con la justicia y, en consecuencia, una toma de partido activa contra la injusticia. Como algunas de sus obras de ficción -y muy particularmente, entre ellas, El instante de mi muerte-, Los intelectuales en cuestión contiene elementos autobiográficos. Testamento político de Blanchot más o menos velado, ha llamado Christophe Bident a este texto en el que el autor, a través de algunos acontecimientos luctuosos del siglo XX (guerras mundiales, la Resistencia, la Guerra Civil española, la guerra de Argelia, Mayo del 68), y de algunos casos tristemente célebres de antisemitismo (el caso Dreyfus, el caso Heidegger) en que los intelectuales fueron puestos en cuestión, reflexiona sobre su práctica, su necesidad y su difícil futuro.
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