La veo. Al otro lado del ojo de buey, una oscuridad púrpura crece rápido
desde el océano y roza los camarotes. Esta noche no tengo tiempo para
tumbarme sobre ella. He encontrado en la revista de celebridades una
fotografía que me agrada. La mujer es una actriz. De rodillas, frente a unas
palmeras que guiñan en sus hojas el destello de la luz del sol -es falsa-,
acaricia un guepardo amaestrado. Kitty Barissi, la amazona de Jair Phur y
sus templos de jade líquido. Gramor y yo nos hemos hecho muy amigos, le
dice a un reportero. Se refiere al guepardo. Las que son como ella no se
aparean y se ensucian con las fieras salvajes, por ahora.
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