Cervantes publica sus Novelas ejemplares en 1613. En ellas muestra su talento para la novela corta, ya presente en las insertadas en la primera parte del Quijote (1605). En el Prólogo de estas Novelas ejemplares confiesa su orgullo por ser el primero que había novelado en lengua castellana, pues es consciente de haber conseguido dotar a la novella italiana de dinamismo, verosimilitud y amplitud de temas y estructuras entre otras cosas.
La selección de novelas realizada en este tomo -Rinconete y Cortadillo, El licenciado Vidriera y La ilustre fregona- obedece a su mayor cercanía a la novela picaresca, aunque la crítica social que efectúa Cervantes viene teñida de cierto optimismo ante la vida.
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