A cidade enteira estaba patas arriba. Todos os músicos e aspirantes a músicos andaban atarefados. Axiña se ía formar a nova banda de música. Os aspirantes practicaban sen parar cos seus instrumentos. Evaristo, o xeadeiro, sopraba con ilusión a súa trompeta. Pero que mal soaba! Estaba claro que precisaba axuda.
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