En la década de los 70, la escena artística española (al tiempo que en Occidente se hablaba de “retorno de la pintura”) contempló la aparición de un grupo de creadores y escritores de arte que defendían la necesidad de una pintura “culta y placentera, compleja y gozosa” al decir de uno de ellos. Postulaban un cambio de época frente al informalismo, los realismos (políticos o no) y las prácticas conceptuales que habían prescindido de la pintura. Exhibían unas referencias culturales cosmopolitas y novedosas en el país, pero no consiguieron ocupar el sistema del arte, seguramente por el crecimiento de la industria cultural que tuvo lugar en los primeros años de la transición democrática y por la atención del Estado a otras manifestaciones artísticas. Julián Díaz Sánchez indaga en este brillante ensayo las razones de ese enigmático olvido a través de los textos críticos que se generaron en torno a artistas como Carlos Alcolea, Rafael Pérez Mínguez, Guillermo Pérez Villalta o Luis Gordillo (pertenecientes a la Nueva Figuración Madrileña), por un lado, y a José Manuel Broto, Xavier Grau, Federico Jiménez Losantos, Javier Rubio y Gonzalo Tena (pintores del grupo Trama), por otro.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.