En 1622 apareció la primera edición impresa de “Othello”, la historia del moro de Venecia, de su esposa Desdémona y de las asechanzas de Yago. La velocidad y el vértigo dominan la acción, hasta el extremo de que la estricta cronología está reñida con el “tempo” del acontecer escénico. Una vez más, “el acto de fe” del espectador construye la obra.
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