Lascivo, puritano, superficial, profundo, guasón, solemne, tierno o implacable; Catulo (ca. 84-ca. 54 a.C.) es todo eso y más, y es por ello que su poesía, que toca todos los recovecos del alma humana, nos resulta tan cercana. Además de la maestría formal, sorprende en el poeta latino su honestidad visceral que refleja las aventuras de nuestro propio deseo. Estas poesías, en la versión revisada y actualizada de Antonio Ramírez de Verger, son, en fin, un tobogán para descender con placer y sin prejuicios al origen de nuestras alegrías, frustraciones y obsesiones amatorias. Como reza el título de uno de sus poemas: “Preparaos para algo fuerte”.
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