Muchos autores han identificado toda la teoría de la justicia y el derecho de Trasímaco con la tesis: la búsqueda de lo que conviene al más fuerte. La imagen de Trasímaco por tanto es la de un agresivo orador, o abogado, que procura imponer su criterio sobre los demás usando los medios -lícitos o ilícitos- que tiene a su alcance. Una especie de hombre mal encarado, permanentemente enfado y violento que sólo mira para sí mismo, no para los demás. La realidad es distinta a esa imagen estereotipada que nos ofrece la magistral pluma de Platón.
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