A Maximilien Robespierre se le apodó entre sus correligionarios “El Incorruptible” por personificar, se decía, la integridad de la virtud revolucionaria en su expresión más inflexible. Para otros, y también tras su caída y su muerte para algunos que en su día le habían secundado, fue simplemente un monstruo vesánico, responsable de incontables asesinatos políticos. Alguien, pues, en quien la virtud era monstruosa o la monstruosidad virtud. Fue sin duda el hombre de mayor influencia y poder durante el período de la Revolución francesa conocido como el Terror, y tratar de entender cómo un obscuro abogado de provincias pudo lograrlo requiere tanto sondear en lo posible su personalidad como los diversos elementos que entraron en juego durante la Revolución. Los recursos de que se valió y las ideas que propugnó y con las que tantos se identificaron. Ideas y recursos que no fueron sólo producto de su tiempo, sino que ahormaron algunos de los mecanismos de la política revolucionaria en el mundo contemporáneo. Robespierre. La virtud del monstruo, primer libro de autor español que con planteamiento académico trata a fondo su figura, aúna, pues, estudio biográfico, análisis de las ideas políticas e interpretación del contexto histórico.
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