Jacinto Benavente formó parte de los grupos más avanzados de la cultura nacional de su época y frecuentó las tertulias literarias en las que se encontraban los autores pertenecientes a la Generación del 98. Alabado por unos y denostado por otros, Benavente se encontró en la primera fila de la renovación teatral de principios del siglo XX. Su género más propio fue la alta comedia de salón y pocas son las piezas de su teatro que se localizan en espacios no urbanos. Sin embargo, “Señora Ama” y “La Malquerida”, evidentes dramas rurales, se encuentran dentro del mejor teatro del autor. Sus personajes, extraídos del mundo rural, colocados en situaciones límite, afectados por grandes conflictos de honra y sentimientos, desarrollan su peripecia ante un público burgués, ávido de encontrar en el teatro la emoción de lo que le es ajeno. El tema de la maternidad frustrada, de la mujer estéril, es el núcleo oculto sobre el que se estructura el comportamiento de la mujer en “Señora Ama”. La intertextualidad de “La Malquerida” con las tragedias clásicas es de todo punto manifiesta, en una obra que narra la desgraciada historia de una pasión y sus consecuencias.
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