¿Para qué sirve el miedo? ¿Es mejor ser prudente que pasarse de valiente? ¿Por qué algunos niños tienen tanto miedo? ¿Por qué les asustan los animales, la sangre, las tormentas o los monstruos? ¿Y el miedo a lo desconocido? ¿Cómo pueden los padres ayudar a su hijo a vencer sus miedos? ¿Qué hacer cuando el niño va por la noche a la cama de los padres? ¿Y cuando no consiente separarse un minuto de ellos? ¿Y cuando se niega a ir al colegio?
¿Qué niño no siente miedo? El miedo es el fiel guardaespaldas en la infancia. El miedo a las fieras impide bajarse del coche en el safari; el miedo a sufrir un accidente hace que se pongan el cinturón de seguridad; el miedo a suspender les hace estudiar, el miedo a hacer el ridículo les obliga a prepararse a conciencia la exposición delante de la clase…
A medida que avanza su desarrollo, el niño gana autonomía y es más competente para afrontar los temores infantiles. El miedo a la oscuridad, a quedarse en casa solo, al hombre del saco o a los zombis se desvanecen. Pero, a veces, los miedos se complican y acaban siendo un problema para la familia.
La clave para vencer el miedo es plantarle cara, pero es una medicina amarga. Por eso, los padres necesitamos herramientas para saber cómo convencerle de que disfrute de la fiesta del pijama si le angustia dormir fuera de casa, del castillo de fuegos artificiales si huye despavorido al primer petardo, o de jugar con la mascota si se asusta cuando se le acerca el perro.
Esta guía ofrece doce armas para luchar contra el miedo y aclara qué hacer y qué no hacer en los temores comunes de la infancia como a la oscuridad, a separarse de los padres o a ir al cole.
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