Esto que tienes entre tus manos, querido lector, es el producto de (casi) medio siglo trasegando por bares y habitaciones de hotel, acompañando al músico de jazz en sus alegrías y sus soledades; a veces, sobre el mismo escenario, o detrás del mismo. Tratando de entender, y sin entender, porque hay razones que la razón no alcanza. “Tocar la vida” es, en alguna medida, la crónica de un tiempo que no volverá; el retrato de una era, que no es la de Scott Fitzgerald, sino la de Miles Davis y Sun Ra, Bud Powell y Count Basie, la de todos aquellos que alimentaron la leyenda del género en un momento en que todo estaba por hacer, y nada podía darse por hecho. A cada estornudo suyo, el universo todo temblaba. Y estaban aquí, a nuestro lado. De todos ellos, me temo, no queda sino el recuerdo, el disco mil veces reproducido, la foto en sepia… Algunos pensamos en el músico de jazz como la mayor aportación del género humano a la cultura del siglo XX.
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