Nunca deja de asombrarme que la gente dé la paz por supuesta. Yo doy las gracias por ella cada día. No todo el mundo tiene paz. Millones de hombres, mujeres y niños viven en medio de la guerra cada día. Su realidad es la violencia, hogares destruidos, vidas inocentes perdidas. Y su única elección para tener seguridad es marcharse. “Eligen” ser desplazados. Pero no es que sea precisamente una elección.
“Después de que su padre fuera asesinado, María huyó en medio de la noche con su madre”.
“Zaynab estuvo sin ir al colegio durante dos años cuando escapó de la guerra antes de llegar a Estados Unidos. Su hermana, Sabreen, sobrevivió a una angustiosa travesía a Italia”.
“Ajida huyó de una violencia atroz pero se encontró luchando contra los elementos por mantener a su familia a salvo en un nuevo hogar provisional”.
La premio Nobel de la Paz y popular autora MALALA YOUSAFZAI presenta algunos de los rostros que están tras las estadísticas y las noticias que nos llegan cada día acerca de los millones de personas desplazadas que hay en todo el mundo.
Las experiencias de Malala en sus visitas a campos de refugiados le hicieron reconsiderar sus propias vivencias como desplazada, primero como persona desplazada internamente cuando era niña en Pakistán y, más tarde, como la activista internacional que podía ir a cualquier lugar del mundo, excepto a su querido hogar. En “Todas somos desplazadas”, que es en parte memoria y en parte historia colectiva, Malala no solo explora su propia experiencia de adaptarse a una nueva vida al mismo tiempo que se añora el hogar, sino que también comparte las historias personales de algunas de las jóvenes extraordinarias que ha conocido en sus viajes: jóvenes que han perdido su comunidad, su familia y con frecuencia el único mundo que han conocido.