El aumento de la complejidad para gobernar exigió al rey Fernando desarrollar un plan estratégico-político en el que se determinaron el orden, el tiempo y los recursos que se iban a destinar en cada momento para conseguir los objetivos propuestos. Éste fue un rasgo de la personalidad excepcional de Fernando el Católico, su capacidad para asumir los cambios organizacionales incorporando y manejando íntegramente la complejidad creciente del Reino y de la política, sobre todo la internacional. De este modo, llegó a convertirse en un maestro y en un modelo a pesar de carecer de una experiencia previa y de una formación adecuada, que adquirió en el transcurso del tiempo y en el ejercicio del poder. Logró suplir ambas carencias iniciales con el desarrollo de una gran capacidad de análisis de las situaciones y de los acontecimientos, unidas a la determinación para aprovechar las oportunidades.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.