«No aspiro con todos estos ejemplos a ninguna totalidad, ni a una clasificación de todos los conceptos psicológicos. Sólo pretendo colocar a mi lector de tal manera que sepa arreglárselas en la ambigüedad conceptual.»
Lo que cae bajo la mirada de Wittgenstein, en estos Últimos escritos sobre Filosofía de la Psicología, son nociones tales como ver, sentir, entender, así como todo un vasto rango de emociones. Pero una respuesta más ceñida debería tener en cuenta que estas investigaciones sirven, de manera fundamental, para completar aquellos aspectos que se irán agudizando a lo largo de la vida de Wittgenstein y que tienen que ver con la «situación» de nuestros conceptos, la «capacidad» de nuestro lenguaje y el «valor» de nuestras representaciones.
Todo el libro es un espléndido viaje a través del juego de lenguaje de los conceptos psicológicos, donde se nos va mostrando hasta qué punto son falsas e ilusorias las figuras que habitualmente nos hacemos de lo mental. A la vez se nos muestra cómo tales figuras impiden hacer el esfuerzo necesario para comprender la abrumadora complejidad de lo mental y nos invitan a mirar hacia el lado equivocado a la hora de determinar su esencia: miramos hacia un pretendido interior del sujeto como aquello que nos ha proporcionado la clave sin darnos cuenta de que es en la complejidad de la vida humana donde está el escenario en el que se desarrolla el juego de lenguaje de los conceptos psicológicos.
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