Hombre de vida asendereada y de múltiples ocupaciones por razón, sobre todo, de su voluntad de ascender en la escala social, Pierre-Augustin Caron, más conocido como Beaumarchais (1732-1798), dejó, con todo, dos obras dramáticas magistrales: El barbero de Sevilla (1775) y Las bodas de Fígaro (1781). En El barbero de Sevilla, como nos explica en su introducción Mauro Armiño, el genio del autor consiguió hacer de una intriga y unos personajes trillados una comedia absolutamente original en la que destaca la fuerza que supo imprimir a todos los personajes, pero sobre todo al conde Almaviva y especialmente a Fígaro, heredero del criado de la comedia clásica que alcanza la categoría de protagonista en igualdad de condiciones que su antiguo amo, y en el que cristaliza una de las grandes creaciones de la tradición dramática europea.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.