La figura del doctor Fausto, personaje legendario que vende su alma al demonio a cambio del disfrute de la vida mediante el logro de todos los impulsos de la voluntad, fue recreada desde el Renacimiento por diversos literatos, pero fue J. W. Goethe (1749-1832) quien enriqueci贸 la leyenda y le confiri贸 un profundo valor filos贸fico y humano. En su “Fausto”, publicado en dos partes (1808 y 1832), la b煤squeda de lo absoluto y de la plenitud vital convierte al personaje en un prototipo del esp铆ritu siempre insatisfecho del hombre rom谩ntico y en un s铆mbolo del destino de la humanidad. Sin embargo, como apunta Francisco Ayala, esta obra cumbre de la literatura “no nos da un arquetipo humano, como don Juan o el rey Lear o Tartufo […] En verdad, todo lo que acontece a Fausto a lo largo del poema no constituye su tragedia: su tragedia no es algo en que se realiza su vida, sino que es precisamente la vida misma”. Desesperado y desenga帽ado por el intelecto, el protagonista proclama la acci贸n como principio del mundo, m谩s todas las formas de la acci贸n contienen un destino de error (y dolor) inevitable: el que lleva aparejado toda elecci贸n.
Pr贸logo de Francisco Ayala
